domingo, 13 de septiembre de 2015

El Reloj de arena

 Era mi cumpleaños. Aiden, mi mejor amigo, me había regalado un reloj de arena. Uno diría que es un regalo un tanto extraño, pero se adaptaba perfectamente a mis gustos.
 Lo coloqué en la repisa de mi habitación ya que me gustaba observar cómo caía la arena por las noches, aunque también daba vuelta el reloj cada vez que pasaba por la repisa.
 Día tras día, antes de ir al colegio, cuando regresaba, siempre daba vuelta el reloj.
 Empezaba a sentir que mi tiempo dependía de él, sentía que mi tiempo pasaba conforme la arena caía.
 Me estaba desesperando, así que fui a consultar a Aiden sobre el reloj. Tal como imaginaba, él no tenía idea de por qué pasaba eso, hasta me planteó la posibilidad de que estuviera delirando. Quería consultarlo con alguien más, pero asumí que nadie me creería.
 Pasaron varios días en los que estuve encerrada en mi habitación, pensando, buscando una explicación lógica para todo esto. Pero no encontré razón alguna para que aquello fuera lógico, siquiera posible.
 Después de un tiempo Aiden vino a mi casa, preocupado porque no salía ni para ir a la escuela desde hacía tiempo. Lo primero que hizo fue disculparse por dudar de mi estado mental y luego ofreció llevarse el reloj para ver si lo que sucedía era cierto. Antes de irse me aclaró: "No voy a dar vuelta el reloj como vos lo hacías, espero que no haya problema...".
 Pasó un largo tiempo en el que no vi a Aiden, creí que simplemente no tuve la oportunidad de cruzarme con él así que no le di mucha importancia. Pero, todo cambió cuando recibí una llamada de la madre de Aiden. Fue bastante extraño, estaba llorando y era difícil entenderla, pero entre sus balbuceos pude entender algo: "Aiden está muerto". Esto simplemente me paralizó, ¿Aiden? ¿muerto?, no podía ser posible. Traté de pensar en qué podría haber pasado, y entre todas las posibilidades solo una destacaba en mi mente "el reloj", por más que me lo negaba y decía que era imposible era lo único que me parecía acertado. Ignoré mis pensamientos y le pregunté rápidamente a la madre si sabía cómo había muerto, me dijo que simplemente lo encontró muerto en su habitación y su cuerpo no tenía ninguna lesión, tampoco había señales de posible ahogamiento.
 Esperé a los resultados de la autopsia, sólo porque quería sacarme la estúpida idea de que hubiera sido culpa del reloj, pero cuando llegaron los resultados no fueron para nada satisfactorios, ya que tampoco encontraron algo que pudiera haber sido causante de su muerte.
 Así quedó, nunca se supo la verdadera razón por la que Aiden murió y mi mente quedó estancada en una sola respuesta que nunca le podría decir a nadie.


                                                                FIN